Perfección y equilibrio
Por Oscar Collazos
Se había formado como artista en medio de la precariedad cultural de la España franquista, pero su obra empezó a tener el aliento del grupo renovador del arte catalán y del grupo conocido como Dau al Set, al que pertenecía Antoni Tápies. París bien valía un Potosí. Y a París viajó este valenciano que, como otros grandes artistas de su generación, huían del cerco monacal de la España confesional y reaccionaria.
En Roda, convertido luego en un artista colombiano, maestro de artistas desde 1960, se expresaron, con igual maestría, el arte figurativo y el abstracto, y las sutiles formas del retratismo. Fue un grabador ejemplar. De ello da cuenta parcial y reveladora el libro Obra gráfica, que recoge sus grabados de 1970 a 1981.
Lo recuerdo como un hombre de inmensa curiosidad literaria, lector voraz de la gran literatura clásica y contemporánea. Recuerdo su ironía, distante y sabia, su escepticismo, y ese temperamento mediterráneo, sincero y sin efusiones tropicales, convertido en savoir vivre. Si algo define la obra de Roda es la idea de la perfección, conseguida por el equilibrio: el figurativo y el abstracto se daban alternativamente y sin excesos, como si dudara de las experimentaciones extremas de la vanguardia que había nutrido su juventud.
Era una sensibilidad absolutamente moderna. Siempre tuve, ante sus cuadros, la sensación que se tiene ante todo enigma: nunca se resuelve, pero la emoción que suscita es tan grande que el cuadro será siempre fuente de preguntas. Como ese formidable grabado de su serie Risas, de 1972, que me acompaña hace años en su enigmática belleza clásica.
(Tomado del periódico El Tiempo, 31 de mayo de 2003)
Juan Antonio Roda (Valencia, 1921 – Bogotá, 2003). Pintor y grabador colombo-español. Estudió en la Escuela Massana de Barcelona. Obtuvo el Primer Premio en el Salón de Artistas Jóvenes de Barcelona en 1945. En 1953, mientras residía en París, conoce a la pedagoga barranquillera María Fornaguera, con quien contrajo matrimonio. En 1954 obtiene el premio en el Salón de Artistas Españoles Residentes en Francia. En 1955 se radica en Colombia y cuatro años más tarde se vincula a la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional. En 1959 expone en la Biblioteca Nacional de Bogotá y el año siguiente en el museo La Tertulia en Cali. En 1961 pinta su colección de óleos titulada: "Escorial", que le daría un amplio reconocimiento. Entre 1961 y 1974 es nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Los Andes en Bogotá. En 1963 participa en la Bienal de Sao Paulo, junto a Botero y Grau. En 1970 se le otorga la nacionalidad colombiana. En 1973 expone en el Museo de Bellas Artes de Caracas. En 1979 realiza su exposición pictórica "Los objetos del culto", en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Durante toda su carrera Roda se mueve entre lo figurativo y lo abstracto con total destreza, y en sus óleos de extraordinario colorido, nunca falta la huella del Expresionismo Abstracto y de su predecesor, el chileno Roberto Matta.
Sus series de grabados: "Risa", "El delirio de las monjas muertas" (1974), Amarraperros" (1976), Tauromaquia (1980), Los castigos (1983) y Flora (1983), cargadas de elementos surrealistas con un dibuja de gran factura, lo sitúan como uno de los máximos exponentes de esta técnica en Colombia. De 1983 a 1987 regresa a España al ser nombrado cónsul de Colombia en Barcelona. Fallece en Bogotá en 2003.